La
teoría es sencilla. Si bien podemos pensar que somos pocos atractivos o sanos
debido a nuestros hábitos alimentarios negativos, en realidad la causa está en
nuestros pensamientos y sentimientos negativos. Son estos últimos los que
debemos cambiar, porque esto es lo que nos envejece y nos mata. Si lo hacemos,
si perdonamos el pasado, abandonamos los pensamientos negativos y el
resentimiento, si dejamos de ser víctimas, también abandonamos nuestras
grasas, porque el mecanismo que se aferra a los pensamientos y sentimientos
negativos es el mismo que se aferra a las grasas.
Al
desprendernos del exceso de peso en la mente y el corazón, nos desprendemos del
exceso de peso en el Cuerpo. Asimismo, toda la energía del resentimiento, el
hecho de dirigir nuestros pensamientos, sentimientos y atención a un pasado que
ya no es real es un desgaste, una pérdida de energía. Cuando abandonamos el
resentimiento, liberamos energía para el presente. Puesto que la energía es un
fenómeno físico real que fluye por el cuerpo, quema calorías, disuelve grasas y
podemos comenzar a vibrar en nuestros peso corporal perfecto.
Liberados de la negatividad, seremos
liberados de la sobre-alimentación a la que nos hemos habituado para no sentir
la culpa y el dolor y suprimir la ira y el odio. Liberados de la
auto-conmiseración, el auto-odio y la costumbre de culpar a los demás, seremos
liberados de la incapacidad que nos ha impedido la maestría sobre nuestro
cuerpo. Seremos liberados de los abultamientos e hinchazones que creemos que
nos protegen del dolor del pasado y el posible dolor del presente. Seremos
liberados del hambre constante que nos impulsa a atiborrarnos hasta no poder
más. Seremos liberados de los apetitos nunca satisfechos por alimentos que no
pueden nutrirnos porque nuestras resistencias, temores y resentimientos han
bloqueado la experiencia del amor. Finalmente, estaremos satisfechos y
colmados, seremos plenos y libres.
Fuente: S. Ray. La única dieta
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