lunes, 4 de enero de 2016

Qué efecto tiene pensar como lo hacemos sobre nuestro cuerpo?

La teoría es sencilla. Si bien podemos pensar que somos pocos atractivos o sanos debido a nuestros hábitos alimentarios negativos, en realidad la causa está en nuestros pensamientos y sentimientos negativos. Son estos últimos los que debemos cambiar, porque esto es lo que nos envejece y nos mata. Si lo hacemos, si perdonamos el pasado, abandonamos los pensamientos negativos y el resentimiento, si dejamos de ser víctimas, también aban­donamos nuestras grasas, porque el mecanismo que se aferra a los pensamientos y sentimientos negativos es el mismo que se aferra a las grasas.

Al desprendernos del exceso de peso en la mente y el corazón, nos desprendemos del exceso de peso en el Cuerpo. Asimismo, toda la energía del resentimiento, el hecho de dirigir nuestros pensamientos, sentimientos y atención a un pasado que ya no es real es un desgaste, una pérdida de energía. Cuando abandonamos el resentimiento, libe­ramos energía para el presente. Puesto que la energía es un fenómeno físico real que fluye por el cuerpo, quema calorías, disuelve grasas y podemos comenzar a vibrar en nuestros peso corporal perfecto.

      Liberados de la negatividad, seremos liberados de la sobre-alimentación a la que nos hemos habituado para no sentir la culpa y el dolor y suprimir la ira y el odio. Liberados de la auto-conmiseración, el auto-odio y la costumbre de culpar a los demás, seremos liberados de la incapacidad que nos ha impedido la maestría sobre nues­tro cuerpo. Seremos liberados de los abultamientos e hinchazones que creemos que nos protegen del dolor del pasado y el posible dolor del presente. Seremos liberados del hambre constante que nos impulsa a atiborrarnos hasta no poder más. Seremos liberados de los apetitos nunca satisfechos por alimentos que no pueden nutrirnos porque nuestras resistencias, temores y resentimientos han bloqueado la experiencia del amor. Finalmente, estaremos satisfechos y colmados, seremos plenos y libres.

Fuente: S. Ray. La única dieta

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